María de Lourdes San Millán Martínez

Frente a la globalización y avances  tecnológicos, acompañados de una creciente desigualdad económica, gobiernos fallidos y división social, las soluciones y perspectivas convencionales parecen ya no ser suficientes, pues la interacción entre los factores sociales, culturales, políticos y económicos se vuelve cada vez más compleja e interdependiente. En ese sentido, la perspectiva juvenil ofrece  un dinamismo y criticismo indispensable para la solución de problemas complejos y el desarrollo de proyectos de trascendencia que finalmente contribuyan a la mejora social.

 

Por supuesto, es innegable que frente a los grandes desafíos de nuestra época, el involucramiento de las y los jóvenes podría parecer insuficiente, al respecto, resulta fundamental  reflexionar sobre los espacios que se les han brindado, pues en gran medida la participación juvenil pareciera ser  más una conquista, que una prerrogativa.

 

Debido a esto, uno de los objetivos fundamentales en los que debemos de trabajar y sumar esfuerzos, es en el empoderamiento de las juventudes, creando alianzas estratégicas que contribuyan a las necesidades sociales.

 

Atentos de esto, numerosas asociaciones y fundaciones como el Centro Mexicano Pro Bono o la Fundación Barra Mexicana han decidido colaborar y acompañar a las y los jóvenes en sus ideas y propuestas, para desarrollar un trabajo en conjunto que resignifique la labor social y dignifique la participación juvenil; ejemplo de esto es la Semana Pro Bono llevada a cabo en la Universidad Iberoamericana como resultado del esfuerzo entre la Sociedad de Alumnas y Alumnos de Derecho de la Ibero, el Centro Mexicano Pro Bono, la Barra Mexicana, Colegio de Abogados y la Fundación Barra Mexicana.

 

Dicha semana representó una oportunidad para reencontrar el aspecto social de la carrera de Derecho, así como para recordar una de las razones principales por las que muchas y muchos escogimos estudiar nuestra disciplina: la labor social. Este evento es sin duda un parteaguas en la participación estudiantil, pues no sólo provino de iniciativa estudiantil, sino que además impulsó la labor pro bono de las y los abogados y se reflexionó sobre el compromiso social que tienen las y los estudiantes. El alcance de la Semana Pro bono ha sido tal, que varias universidades y asociaciones se han sumado a este compromiso social y han decidido involucrarse desde distintas propuestas y áreas en el desarrollo y gestión de proyectos socialmente responsables.

 

Las y los jóvenes han llegado para romper los falsos paradigmas que limitaban y minimizaban  su participación, tomando los espacios ya existentes  y abriendo una brecha en la creación de nuevos, navegando canales de activismo social, y encontrando aliados  fundamentales día a día.